“¡Cagüentó! – Exclamó Dios - ¡Parece que estos palurdos de aquí abajo estén esperando a que me eche la siesta para empezar a hacer ruido con sus martillos y picos! ¡Malditas reformas! ¡No aguanto esto ni un día más! ¡Ahora mismo llamo a uno de mis contactos de ahí abajo!
La Torre de Babel
“¡Cagüentó! – Exclamó Dios - ¡Parece que estos palurdos de aquí abajo estén esperando a que me eche la siesta para empezar a hacer ruido con sus martillos y picos! ¡Malditas reformas! ¡No aguanto esto ni un día más! ¡Ahora mismo llamo a uno de mis contactos de ahí abajo!