12 dic 2015

desOrden

Crec, crec, crec. Su cuello se queja cuando levanta la cabeza de la mesa. Diversas partes de su cuerpo secundan la protesta. Mira unos metros más allá, donde se encuentra el mueble apropiado para dormir, que no se parece en nada a la silla en la que ha pasado la noche. Su mente se defiende con un trivial “nunca más lo volveré a hacer”.

La lámpara sobre la mesa ilumina ese curioso libro con encuadernación roja, que siempre ha ocupado la parte central. Ni título ni autor; nada hay escrito en la cubierta. Le atrae y le irrita a partes iguales, pero es consciente de que todavía no es capaz de quitarlo de en medio: le falta una hoja.

Después de limpiarse y comer algo, vuelve a la mesa para comprobar cuál es la tarea pendiente. Rodeando al volumen rojo hay seis encuadernaciones de libros, cada una con su título y autor, sin hojas dentro. Debe encontrar las hojas de esos libros, armarlos y después guardarlos donde les corresponde. Para ello dispone con una inmensa biblioteca situada en un edificio del cual no recuerda haber salido jamás. Ocupa una sala abovedada en la que unas pequeñas ventanas dejan entrar poca luz.