Blancanieves apoyó las yemas de sus dedos en el frío cristal, justo antes de abrir los ojos. Luz.
Una nube atravesaba un cielo inevitablemente azul. Intentó incorporarse y su cabeza chocó contra una pared dura e invisible. Giró la cabeza a la izquierda y cuando vio el vaho de su respiración empañando el sarcófago de cristal, su cuerpo quedó aprisionado por el terror. Empezó a respirar agitadamente. En los pequeños intervalos entre exhalación y exhalación pudo ver que fuera, junto al ataúd, había una figura humana y siete pequeñas formas todas arrodilladas y rezando. Gritó mientras golpeaba el cristal con todas sus fuerzas, sin embargo ninguna de los ocho parecía darse cuenta de que ella continuaba viva.
Una nube atravesaba un cielo inevitablemente azul. Intentó incorporarse y su cabeza chocó contra una pared dura e invisible. Giró la cabeza a la izquierda y cuando vio el vaho de su respiración empañando el sarcófago de cristal, su cuerpo quedó aprisionado por el terror. Empezó a respirar agitadamente. En los pequeños intervalos entre exhalación y exhalación pudo ver que fuera, junto al ataúd, había una figura humana y siete pequeñas formas todas arrodilladas y rezando. Gritó mientras golpeaba el cristal con todas sus fuerzas, sin embargo ninguna de los ocho parecía darse cuenta de que ella continuaba viva.